Jackie Wright, el héroe ignoto de la comedia:
¿Quién era el señor Wright? Su nombre es totalmente desconocido, pero se trata de todo un icono del audiovisual. Un cómico que probablemente era mi favorito en la infancia, justo por debajo de Bud Spencer y Terence Hill. Un hombre que tuvo clubes de fans. Todo esto sin soltar ni una palabra y prácticamente con un solo chiste del que, encima, era sólo un sujeto pasivo. Porque Jackie Wright era… el calvo de Benny Hill. Llegar a ser una estrella mediática únicamente por ser viejo, feo y dejarse pegar en la calva es algo que sólo está reservado a gente muy especial. Algunos dirían que él sólo recibía y que realmente hacía muy poco. Pero no sólo, como vago redomado, reclamo la gloria a los sujetos pasivos (yo, mejor abajo y descansadito), sino que además alabo el saber hacer de ente onvre, pues nadie recibía las tortas como él. El arte de ser un secundario ha sido cantado en muchas ocasiones. Pero Wright llevó esta habilidad roba escenas a niveles por encima incluso de las excelsas apariciones cinematográficas de Stan Lee. Y sólo con poner cara de molestia. ¡Pero qué cara!:La historia de Jackie es algo triste. Procedente de una familia del Ulster de doce hermanos (imágenes de ‘El sentido de la vida’ acuden a mi mente: ¡Cada esperma es sagrado!), se dedicó parte de su vida a tocar el trombón, ese sórdido rey del metal. Me refiero a los instrumentos, no al género. Aunque, miren ustedes por dónde, siempre pensé que el trombón era lo que le faltaba a Iron Maiden para pasar de ser grandes a una bazofia absoluta.
Hasta los cincuenta y muchos no comenzó a aparecer en televisión. Pronto llamó la atención de Benny Hill, con lo que comenzó una relación más importante para el panteón de la comedia que la de Bruno Mattei y el guionista Claudio Fragasso. Cuando su show se emitió en Estados Unidos en el 79, su fama se disparó. Llegó a tener clubes de fans y ofertas para su propia serie. Pero el pobre onvre ya tenía una edad, y se vio forzado a retirarse debido a problemas de salud, los cuales se alargaron hasta finales de los 80. ¡No permitamos que esta mala suerte haga que Jackie caiga en el olvido!
Todos los sórdidos tenemos el deber moral de aprendernos su nombre, para que, de ahora en adelante no sea sólo ‘El calvo de Benny Hill’, sino ‘El calvo de Benny Hill cuyo nombre yo sé, hay que ver cuánto dato absurdo almaceno en mi cerebro’
Muy grande el post, repito, de Vicisitud y Sordidez. Que por cierto, también son amigos de Nacho Vigalondo. Qué invasión, está por todas partes.
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