"La sadiburía de los niños"!! Humor estilo New Yorker!!

Hay maneras de hacer humor que parece que en España casi no olemos. Y es una lástima. Una de ellas es este tipo de humor de altos vuelos, algo pijillo, que se ha convertido en marca de la casa de una revista como The New Yorker (una revista elitista, a su vez). Traduzco gustosamente para que veáis a qué me refiero. Al fin y al cabo, es en revistas como ésa donde nació la idea del "humor inteligente" (bonito concepto), así que ojito...


LA SABIDURÍA DE LOS NIÑOS
por Simon Rich (The New Yorker, 26 de marzo de 2007)

Ejemplo 1.
"Cómo les parece a los niños que son las conversaciones en la mesa de los mayores"

MAMÁ: Pásame el vino, que quiero volverme loca.
PAPÁ: Bien.
ABUELA: ¿Visteis la política? ¡Me hizo enfadar!
PAPÁ: A mí también. Y cuando terminó, hice el sexo.
TÍO: Pues yo estoy haciendo sexo ahora mismo
PAPÁ: ¡Como todos!
MAMÁ: ¡Ahora hablemos de qué hijo es al que más queremos!
PAPÁ: (riendo) Lo sabes bien pero no se lo quieres decir...
MAMÁ: Si me lo vuelven a preguntar, quizá se lo diga.
AMIGO DEL TRABAJO: ¡Eh, ¿¿sabéis qué?? ¡¡Yo siempre hablo muy fuerte!!
PAPÁ: (riendo) En el mundo hay monstruos de verdad, pero si mis hijos preguntan yo siempre les digo que no existen.
MAMÁ: ¡Estoy furiosa! ¡Me he puesto furiosa de repente!
PAPÁ: ¡Y yo también! ¡Y además nos hemos enfadado el uno con el otro!
MAMÁ: Pues ahora ya nos llevamos bien.
PAPÁ: Acabamos de ver esa película para mayores. Qué buena era.
MAMÁ: Y tenía sexo bien grande.
AMIGO DEL TRABAJO: ¡¡Yo soy el que más grita!! ¡¡Soy el que más grita!!
(Ríe todo el mundo)
MAMÁ: He bebido mucho vino, y ahora estoy como loca.
ABUELOS: Eh, ¿sabéis todos cómo es Dios?
TODOS: Claro.
ABUELO: Pues no se lo digáis a los niños.

Ejemplo 2.
"Un día en la sede de UNICEF, tal como yo lo imaginaba en tercero de primaria".

(UNICEF se sienta en su trono. Lleva capa y un cetro. Entra un lacayo, de rodillas)
UNICEF: ¡Ya estamos en otoño! ¿Ya les han dado las huchitas a los niños de tercero?
LACAYO: ¡Sí, su majestad!
UNICEF: Perfecto. ¿Y les habéis dicho para qué es el dinero?
LACAYO: ¡No señor, por supuesto que no! Sólo les hemos dado las huchas y les hemos dicho que pidan para UNICEF. Les dijimos que era por “una buena causa” pero no hemos sido más específicos.
UNICEF: ¡Ja, ja, ja! ¡Esos idiotas! Pronto todo el dinero del mundo será mío, pues yo soy UNICEF, el rey de las huchitas.
LACAYO: Señor... ¿no cree que ya les hemos robado bastante a los niños? ¿Quizá este año les podríamos dejar quedarse su dinero?
UNICEF: ¡Jamás! ¡Los niños tienen que pagar para alimentar mi codicia! (Abre una pequeña huchita y se frota la barriga con las monedas) ¡Sí! ¡Oh, sí!
[...]

Ejemplo 3.
"Cómo los universitarios imaginan al gobierno de los Estados Unidos"

HOY EN DÍA
—¿Ha oído las noticias, Sr. Presidente? Los estudiantes de la Universidad de Pittsfield han salido de las aulas, protestando por la guerra.
—(Escupe el café, sorprendido) ¿Qué... Qué ha dicho?
—Según parece, los estudiantes se están levantando en medio de la clase y están saliendo el edificio.
—¡Pero si a los estudiantes les encantan las clases! ¡Si están dispuestos a perdérselas, tienen que estar muy seguros de todo esto de la paz! ¿Cómo se ha enterado de esta protesta?
—La Casa Blanca se entera de todas las protestas, por pequeñas que sean.
—Ah, sí, ya me acuerdo.
—Pues eso no es todo, Sr. Presidente. El cabecilla del grupo dice que si Usted no detiene la guerra van a... a... ¡lo siento, no puedo decirlo en voz alta! ¡Es demasiado terrible!
—¡Dígalo, maldita sea! ¡Soy el Presidente!
—¡De acuerdo! Que si no para la guerra... ¡no volverán a entrar en clase en lo que queda de semana!
—Que vuelvan las tropas a casa inmediatamente.
—¡Pero Sr. Presidente! ¿No deberíamos discutirlo antes?
—Que vuelvan a casa.

CÓMO LO IMAGINABAN EN LOS AÑOS 60
—¡Señor Presidente! ¿Ha oído hablar de Woodstock?
—¿Woo... Woodstock? ¿Qué es eso, por Dios Bendito?
—¡Según parece, la gente joven odia tanto la guerra que están dispuestos hasta en participar en un festival de música y sexo para protestar!
—Oh, Dios mío. Deben de ir verdaderamente en serio.
—Pues eso no es todo. Algunos de ellos amenazan con unirse a comunas: ¡lugares donde la gente se hace la ropa a mano, y no dejan de tocar el tambor!
—Paren la guerra.
—Pero, Sr. Presidente!
—¡Paren todas las guerras de los Estados Unidos!
—(supirando) Muy bien, señor. Informaré a los generales.
—Vaya. Menos mal que esos chicos decidieron ir a oír música.